KANPAI HOTSAK

INOR EZ DA IRLA.

Inor ez da irla, inor ere ez da
bere baitan osoa.
Pertsona bakoitza kontinente zatia da,
lurraren partea.
Itsasoak lur puska bat erauziez gero
Europa osoa geratzen da gutiturik,
harkaitz handi bat, edo zure lagunaren etxea,
edo zeure etxea galdu balitz bezala.
Edozein pertsonaren heriotzak gutitzen nau
gizadiari loturik nagoelako.
Eta, beraz, ez ezazu sekula galdetu
kanpaiak norengatik ari diren jotzen:
Kanpaiek zeuregatik
jotzen dute.

John Donne

Begiradak...

Begirada guztiak ez dira berdinak.

Desertu honek ni nau edaten.

Idazteko gogo eza

HAIZE EZA

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Zerebroa jan didate

Irakurgai: Psicología de masas. G. LeBon

El peso de la justicia

Enorme composición del fotógrafo. He aquí el peso visual de la justicia. Una fotografía en una larga panorámica, que casi llena la extensión de dos páginas del diario en que se publicó, donde el inculpado no ocupa ni la cuarta parte de la imagen. El resto; abogados, jueces, fiscal, etc... La justicia en sí, con su enorme peso visual respecto al asesino. El tipo se encuentra cabizbajo, arrinconado, las manos tapando la boca, como callando algo que le sale desde dentro (¿un grito de alegría*?), y pequeño, enormemente pequeño. Todo el peso de la justicia -de la sociedad- sobre él.

Aunque el jurado popular consideró que fue homicidio y no asesinato. Parece ser que la familia huntó al jurado, no con mantequilla exactamente, en esta España de Julian Muñoz-es, bigotes y demás...

Veremos qué pasa.


*: La foto es del momento cuando el jurado cantó el veredicto; homicidio, y no asesinato.

El travelling infinito

El travelling infinito, el travelling que nunca acaba. El mismo que empieza en el coche de Adolf Hitler, en El triunfo de la voluntad de Leni Riefenstahl, y se relaciona con el comienzo de Noche y Niebla de Alain Resnais.

Y como un fantasma atemporal nos llega de la mano de Chantal Akerman, desde la gélida D´Est hasta la enigmática De l´autre côté.




El triunfo de la voluntad.


Nuit et Bruillard.



D´est.



De l´autre côté


Y la cámara sigue en su perpétuo movimiento capturando la realidad, transformándola y escupiéndonosla a nuestros ojos, convertidos en insaciables máquinas de devorar imágenes.